Como decía Melvin Kranzberg “La tecnología no es buena ni mala. Ni
tampoco neutral.” Somos la personas las que creamos y decidimos qué uso dar
a estas tecnologías. Pero para crear y decidir es necesario conocer, y no todos
los usuarios de las tecnologías tenemos ni el conocimiento que nos permita
elegir libremente los productos o las informaciones ni el poder adquisitivo
requerido para acceder a su uso. La neutralidad tecnológica, bajo mi punto de
vista es irreal e imposible cuando partimos de la base de que su creación, desarrollo,
difusión y posibilidad real de uso responde a intereses e ideales muy distintos
a los tecnológicos.
La tecnología nos abre la puerta
de la sociedad de la información y el conocimiento pero en ocasiones no
disponemos de técnicas y criterios para tratar la información disponible con
discernimiento y espíritu crítico.
Hace un par de semanas compre un portátil
nuevo, con su sistema operativo perfectamente instalado. La gran mayoría de
ordenadores españoles funcionan con un único sistema operativo de una marca
comercial, y para acceder a él es necesario vincular tu cuenta de correo
electrónico como mínimo, el máximo lo pones tú, porque por pedir sólo falta que
te pidan la talla de sujetador. ¿Disponemos de verdadera libertad de elección ante
las mismas? ¿Somos libres en nuestras decisiones y actos?, ¿es la tecnología
que usamos la que más nos conviene usar? ¿Se acerca el literario futuro de George
Orwell donde nuestro poder de decisión sea nulo, aunque nosotros creamos que
tenemos libertad en nuestros actos? En mi opinión la tecnología debería ser
desarrollada para estar al servicio de todos y no para ser un instrumento de
control y poder.
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