
“Dos aviones estrellándose en las torres, un pavo de utilería, un dictador ahorcado, un afroamericano a cargo de un imperio, una modelo cantante, amante y primera dama, un príncipe infiel, un presidente indígena en huelga de hambre, una mujer sentada en el sillón de O’Higgins, una niña teniendo sexo con un niño, un niño africano a la espera de ser devorado por un buitre africano, buitres a petróleo matando niños palestinos, un empresario italiano gerenciando las tierras públicas italianas, una mujer llora cuando es elegida reina de belleza.

Los medios de comunicación de masas, internet, la publicidad, todos ellos se conforman como valiosas herramientas de representación social basadas en estereotipos y en la reproducción de un orden económico y cultural determinado y estrecho.
Si sumamos las horas que pasamos frente al televisor, a las que navegamos por internet, redes sociales, imágenes en periódicos y revistas, imágenes cinematográficas… resulta imposible abstraerse de las mismas y el mero hecho de intentarlo afectaría gravemente a la socialización y desarrollo cognitivo, por lo que resulta imprescindible aprender a convivir con las mismas preservando la libertad de los individuos y fomentando el desarrollo de la autonomía en la toma de decisiones. Y es la escuela el entorno donde se explicita el objetivo de formar sujetos críticos, libres y capaces de valorar las imágenes.

Hasta ahora, desde los centros educativos, se ha proporcionado el aprendizaje de las nuevas tecnologías y los medios de comunicación de una forma mecánica, a modo de alfabetización, dejando en un segundo plano la reflexión, el desarrollo de la autonomía o el pensamiento crítico respecto a las mismas.” Ante imágenes redundantes y convencionales se forma al estudiante para que asuma los contenidos y las emociones que el productor definió que debían provocarle a él como sujeto, no se le entregan elementos que le permitan interpretar creativa y autónomamente lo que se está observando.” (Dino Pancani C. 2009)
Desde la escuela somos responsables de proporcionar herramientas al alumnado para que puedan enfrentarse a este reto de una forma activa, generando al mismo tiempo nuevos conocimientos basados en el lenguaje de la imagen y sus significados. Si la escuela no se hace responsable de proporcionar dichos conocimientos se estará atentando contra la libertad de las personas evitando que haya ciudadanos capaces de interpretar críticamente su contexto visual.

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