Cada día se integran en nuestras vidas nuevas palabras que hacen referencia a nuevas problemáticas derivadas de la seguridad de los menores en Internet (mención aparte merecerían las problemáticas no ligadas a los menores pero sí a la seguridad y privacidad de los usuarios de la red) ¿Cuál es la realidad que se esconde tras estas palabras importadas? Estos dos vídeos, iniciativa de Pantallas Amigas son un ejemplo de como promocionar el uso seguro y saludable de las nuevas tecnologías y el fomento de la ciudadanía digital responsable en la infancia y la adolescencia. En su página http://www.pantallasamigas.net/, se pueden encontrar muchas herramientas, recursos y materiales didácticos para su trabajo en el aula.
Las Tecnologías de la Información y la comunicación se han configurado como herramientas de gran utilidad para el aprendizaje y el ocio de los menores, con ventajas y posibilidades, pero al mimo tiempo es necesario que los usuarios sepan que cualquier cosa que se hace en la red es pública, y la posibilidad que tiene de extenderse es casi ilimitada, como ilimitada es la red de contactos que podemos tener en nuestro ordenador. Por eso es necesario que desde los centros educativos potencien el uso de herramientas de prevención y afrontamiento en este tipo de situaciones, mejorando entre otras el conocimiento respecto a lo que se puede hacer o no, qué comportamientos cotidianos son inadecuados y cuales son sus riesgos, y cuales son las consecuencias de los mismos. Sino seremos cómplices de la indefensión ante las dificultades que los menores encuentran para conocer y controlar los posibles usos inadecuados de unas herramientas de interacción, de actividad lúdica y comunicación, que en no pocas ocasiones, sentimos que nos sobrepasan.
En la actualidad según el Área de Sociedad de la Información de la Comisión Europea, el ciberacoso, junto con el grooming o acoso sexual y el acceso a contenidos inapropiados es el mayor problema evidenciado entre el conjunto de comportamientos de riesgo de los adolescentes en los contextos electrónicos.
Por ello la información, la formación y la sensibilización de todos los agentes educativos (profesorado, alumnado y familias) contribuirá a la mejora del escenario de riesgos y conductas inadecuadas.La primera intervención debe ser, sin duda, la prevención. Y la formación es la herramienta fundamental de esta.Por lo tanto el lugar donde hacerlo, entre otros, parece ser la escuela. Para ello los centros han de estar implicados, ya que no han de ser acciones unilaterales y aisladas, sino un contenido transversal donde se prime la participación, el análisis crítico, la autogestión ética, la solidaridad, la empatía y la resolución positiva de conflictos.
Por último no podemos obviar la importancia ineludible de las familias en el contexto de prevención, por lo que los centros educativos han de involucran en los procesos de información, formación y sensibilización sobre el uso razonable y saludable de las TIC.
Y llegamos al casi siempre quid de la cuestión. ¿Disponemos de un profesorado, tutores y directivas de los centros escolares con suficiente preparación y conocimientos para enfrentarse de manera positiva a este tipo de situaciones?
En un intento loable, pero insuficiente, de mejorar la formación de la comunidad educativa, el Defensor del Menor de la Comunidad de Madrid, hizo pública en el 2011 una guía contra el ciberbulling, especialmente dirigida a los profesionales del ámbito de la educación. A través de esta herramienta, elaborada por psicólogos, juristas y representantes de la comunidad educativa, se pretende ofrecer estrategias para detectar, analizar e intervenir en los posibles casos de ciberacoso dentro del contexto escolar. El documento lleva por nombre: "Ciberbullyng. Guía de recursos para centros educativos en casos de ciberacoso."
En la actualidad según el Área de Sociedad de la Información de la Comisión Europea, el ciberacoso, junto con el grooming o acoso sexual y el acceso a contenidos inapropiados es el mayor problema evidenciado entre el conjunto de comportamientos de riesgo de los adolescentes en los contextos electrónicos.
Por ello la información, la formación y la sensibilización de todos los agentes educativos (profesorado, alumnado y familias) contribuirá a la mejora del escenario de riesgos y conductas inadecuadas.La primera intervención debe ser, sin duda, la prevención. Y la formación es la herramienta fundamental de esta.Por lo tanto el lugar donde hacerlo, entre otros, parece ser la escuela. Para ello los centros han de estar implicados, ya que no han de ser acciones unilaterales y aisladas, sino un contenido transversal donde se prime la participación, el análisis crítico, la autogestión ética, la solidaridad, la empatía y la resolución positiva de conflictos.
Por último no podemos obviar la importancia ineludible de las familias en el contexto de prevención, por lo que los centros educativos han de involucran en los procesos de información, formación y sensibilización sobre el uso razonable y saludable de las TIC.
Y llegamos al casi siempre quid de la cuestión. ¿Disponemos de un profesorado, tutores y directivas de los centros escolares con suficiente preparación y conocimientos para enfrentarse de manera positiva a este tipo de situaciones?
En un intento loable, pero insuficiente, de mejorar la formación de la comunidad educativa, el Defensor del Menor de la Comunidad de Madrid, hizo pública en el 2011 una guía contra el ciberbulling, especialmente dirigida a los profesionales del ámbito de la educación. A través de esta herramienta, elaborada por psicólogos, juristas y representantes de la comunidad educativa, se pretende ofrecer estrategias para detectar, analizar e intervenir en los posibles casos de ciberacoso dentro del contexto escolar. El documento lleva por nombre: "Ciberbullyng. Guía de recursos para centros educativos en casos de ciberacoso."
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